A un paso de los 30, la modelo y actriz apuesta a ser una de las finalistas de El musical de tus sueños, y forma parte del elenco de Ciega a citas, la nueva tira del Siete. Separada del surfista Martín Vari, dice que recién ahora está superando la traumática muerte de sus padres, en 2008, y que está aprendiendo a disfrutar su soledad. Radiografía de una sex bomb que se atrevió a mutar.

Su suave voz –de tonalidad y timbre propios de una niña– anuncia su llegada. Apenas unas milésimas de segundo después, sorprende avanzando desde esa imponente figura de bomba latina que la convirtió en uno de los blancos favoritos de las producciones más sexy. La primera impresión es que hay algo en Silvina Luna (29) que no combina. Al menos, esa imagen digna de una Betty Boop no acierta con la simpleza que impregna sus palabras. “Me encanta mutar”, confesará. Y podríamos arriesgar que, justamente allí, en ese atractivo por el cambio y la metamorfosis, está la clave de su historia... y de su futuro. Por estos días, Silvina se la juega con un doble desafío: participa en el certamen de Comedias musicales de ShowMatch, donde reveló su aptitud para el canto, y actúa en Ciega a citas, la flamante tira de Canal 7, protagonizada por Muriel Santa Ana. “Jamás me expondría a la lotería de una cita a ciegas... Prefiero ir a lo seguro. En ese sentido, estoy volviendo a la vieja época, recobrando la sencillez de un encuentro. ¡Ahora hay demasiada tecnología!”, se queja la morocha.

–¿Te costó volver a estar sola ahora que te separaste de Martín Vari (campeón mundial de kitesurf, su novio durante los últimos dos años)?
–La verdad, pensaba que me iba a costar... ¡Yo soy muy noviera! Pero me encuentro súper entera. Es la primera vez que me gusta estar libre, aunque se me acercan muchos hombres. Creo que pasa mucho por una madurez personal...

–¿Sos muy enamoradiza?
–¡Sí! Cuando era chica, todavía más. Ahora estoy más exigente. Pero la vengo pasando bien sola. Además, para estar con alguien necesito que me suceda algo mágico, y eso no ocurre tanto. Busco un tipo con personalidad.

–El personaje central de “Ciega a citas” es una chica de treinta, desesperada por encontrar una pareja formal. ¿Vivís una sensación parecida?
–Para nada. No pienso en casarme ni en encontrar novio urgente. Estoy llevándome bárbaro con esta etapa de soltería. ¡Me encanta! No me engancho con esas cosas... Aparte, recién corté una relación muy larga.

–Cristian Castro comentó que tenía ganas de conocerte...
–Sí, me dijeron... ¡Una pavada! Problema de él. Ni me interesa.

–¿Tampoco para hacer un dúo en “El musical de tus sueños”? Están siendo muy elogiosas las críticas con vos...
–No, ja ja. No me expondría a cantar con él, ni con nadie. Es la primera vez que canto públicamente en mi vida, y aunque me siento cómoda no es lo mío, ni sueño con grabar un disco. ¡Poné que tengo un buen coach, nomás!

–Estás en “ShowMatch”, cantando y bailando, y en la comedia, actuando... ¿Dónde te sentís mejor?
–A mí me apasiona actuar. Siento que eso es lo mío. Fui probando de todo, pero la columna vertebral de mi carrera es la actuación. Me encanta mutar.

–¿Recordás tu primera experiencia como actriz y tu primer beso en ficción?
–Sí, debuté en Verano del 98. Hice un casting y quedé. Empecé con un par de capítulos. Imaginate: tenía 17 años, recién llegaba de Rosario... Era muy perseverante. Y el primer beso en ficción... a ver... (piensa) ¡Ay, sí! Fue con Gustavo Bermúdez, en El patrón de la vereda. El la tenía más clara que yo, así que me entregué al beso y punto. Me dio muchos nervios.

–¿Harías escenas más hot?
–Como actriz, me preparo para todo. Si la escena lo amerita, seguro que me animaría. Pero prefiero el papel de heroína tranqui...

–Y como mujer, ¿cómo te definirías?
–Soy una chica de barrio, con códigos. Esa es mi esencia. Fuera de mi profesión, me gusta hacer yoga, leer, escaparme lejos de Buenos Aires de vez en cuando... Es súper importante cuidar mi parte espiritual, nutrirme. Si no, este medio te puede llevar a algo muy superficial. Jamás perdí de vista eso. Admiro a Brigitte Bardot. Quiero ser como ella. Me encantaría. Es una mujer natural y súper espiritual. Me encanta su filosofía de vida... Yo me hice las lolas en un momento de mi vida, pero hoy me siento anti-cirugía. Prefiero aceptar el paso del tiempo antes que meterme en un quirófano.

–¿Pensás en la maternidad?
–Sí, pero no me quita el sueño. Tengo la cabeza en
otra cosa.

–Este costado espiritual que tanto defendés, ¿tiene que ver con la dura experiencia familiar que transitaste el año pasado, cuando fallecieron tus padres, Sergio (en marzo, de un infarto) y Roxana (cinco meses después, de un paro cardíaco).
–Y, sí... La experiencia me cambió la manera de vivir... Hoy me siento un poco mejor. Estoy aprendiendo a aceptarlo. Trato de recordarlos con alegría. Como te dije antes, me siento mucho más entera, y eso me permite encarar estas cosas de la vida desde otra mirada. Aprendí de lo que me pasó. Desde que me levanto, pienso en aprovechar cada momento. La realidad es que hoy estamos, y mañana no sabemos. Acepto el día a día, sé que mis viejos querían lo mejor para mí, así que trato de vivir al máximo. Como ellos hubieran querido... y como ellos vivieron también.

–¿Cómo los recordás?
–Eran súper alegres. Si bien estaban separados, yo era amiga de ambos. Con mamá éramos como hermanas, y con mi viejo, como amigos. Y eran tan jóvenes... Obviamente que los extraño, y por momentos no caigo, pero lo estoy aceptando. No me quedó nada por decirles. Eso es bueno. Y me dieron todo, siempre.
Por Mariel Fuentes y Melisa Belver. Fotos: Christian Beliera.

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