A un paso de los 30, la modelo y actriz apuesta a ser una de las finalistas de El musical de tus sueños, y forma parte del elenco de Ciega a citas, la nueva tira del Siete. Separada del surfista Martín Vari, dice que recién ahora está superando la traumática muerte de sus padres, en 2008, y que está aprendiendo a disfrutar su soledad. Radiografía de una sex bomb que se atrevió a mutar.

Su suave voz –de tonalidad y timbre propios de una niña– anuncia su llegada. Apenas unas milésimas de segundo después, sorprende avanzando desde esa imponente figura de bomba latina que la convirtió en uno de los blancos favoritos de las producciones más sexy. La primera impresión es que hay algo en Silvina Luna (29) que no combina. Al menos, esa imagen digna de una Betty Boop no acierta con la simpleza que impregna sus palabras. “Me encanta mutar”, confesará. Y podríamos arriesgar que, justamente allí, en ese atractivo por el cambio y la metamorfosis, está la clave de su historia... y de su futuro. Por estos días, Silvina se la juega con un doble desafío: participa en el certamen de Comedias musicales de ShowMatch, donde reveló su aptitud para el canto, y actúa en Ciega a citas, la flamante tira de Canal 7, protagonizada por Muriel Santa Ana. “Jamás me expondría a la lotería de una cita a ciegas... Prefiero ir a lo seguro. En ese sentido, estoy volviendo a la vieja época, recobrando la sencillez de un encuentro. ¡Ahora hay demasiada tecnología!”, se queja la morocha.

–¿Te costó volver a estar sola ahora que te separaste de Martín Vari (campeón mundial de kitesurf, su novio durante los últimos dos años)?
–La verdad, pensaba que me iba a costar... ¡Yo soy muy noviera! Pero me encuentro súper entera. Es la primera vez que me gusta estar libre, aunque se me acercan muchos hombres. Creo que pasa mucho por una madurez personal...

–¿Sos muy enamoradiza?
–¡Sí! Cuando era chica, todavía más. Ahora estoy más exigente. Pero la vengo pasando bien sola. Además, para estar con alguien necesito que me suceda algo mágico, y eso no ocurre tanto. Busco un tipo con personalidad.

–El personaje central de “Ciega a citas” es una chica de treinta, desesperada por encontrar una pareja formal. ¿Vivís una sensación parecida?
–Para nada. No pienso en casarme ni en encontrar novio urgente. Estoy llevándome bárbaro con esta etapa de soltería. ¡Me encanta! No me engancho con esas cosas... Aparte, recién corté una relación muy larga.

–Cristian Castro comentó que tenía ganas de conocerte...
–Sí, me dijeron... ¡Una pavada! Problema de él. Ni me interesa.

–¿Tampoco para hacer un dúo en “El musical de tus sueños”? Están siendo muy elogiosas las críticas con vos...
–No, ja ja. No me expondría a cantar con él, ni con nadie. Es la primera vez que canto públicamente en mi vida, y aunque me siento cómoda no es lo mío, ni sueño con grabar un disco. ¡Poné que tengo un buen coach, nomás!

–Estás en “ShowMatch”, cantando y bailando, y en la comedia, actuando... ¿Dónde te sentís mejor?
–A mí me apasiona actuar. Siento que eso es lo mío. Fui probando de todo, pero la columna vertebral de mi carrera es la actuación. Me encanta mutar.

–¿Recordás tu primera experiencia como actriz y tu primer beso en ficción?
–Sí, debuté en Verano del 98. Hice un casting y quedé. Empecé con un par de capítulos. Imaginate: tenía 17 años, recién llegaba de Rosario... Era muy perseverante. Y el primer beso en ficción... a ver... (piensa) ¡Ay, sí! Fue con Gustavo Bermúdez, en El patrón de la vereda. El la tenía más clara que yo, así que me entregué al beso y punto. Me dio muchos nervios.

–¿Harías escenas más hot?
–Como actriz, me preparo para todo. Si la escena lo amerita, seguro que me animaría. Pero prefiero el papel de heroína tranqui...

–Y como mujer, ¿cómo te definirías?
–Soy una chica de barrio, con códigos. Esa es mi esencia. Fuera de mi profesión, me gusta hacer yoga, leer, escaparme lejos de Buenos Aires de vez en cuando... Es súper importante cuidar mi parte espiritual, nutrirme. Si no, este medio te puede llevar a algo muy superficial. Jamás perdí de vista eso. Admiro a Brigitte Bardot. Quiero ser como ella. Me encantaría. Es una mujer natural y súper espiritual. Me encanta su filosofía de vida... Yo me hice las lolas en un momento de mi vida, pero hoy me siento anti-cirugía. Prefiero aceptar el paso del tiempo antes que meterme en un quirófano.

–¿Pensás en la maternidad?
–Sí, pero no me quita el sueño. Tengo la cabeza en
otra cosa.

–Este costado espiritual que tanto defendés, ¿tiene que ver con la dura experiencia familiar que transitaste el año pasado, cuando fallecieron tus padres, Sergio (en marzo, de un infarto) y Roxana (cinco meses después, de un paro cardíaco).
–Y, sí... La experiencia me cambió la manera de vivir... Hoy me siento un poco mejor. Estoy aprendiendo a aceptarlo. Trato de recordarlos con alegría. Como te dije antes, me siento mucho más entera, y eso me permite encarar estas cosas de la vida desde otra mirada. Aprendí de lo que me pasó. Desde que me levanto, pienso en aprovechar cada momento. La realidad es que hoy estamos, y mañana no sabemos. Acepto el día a día, sé que mis viejos querían lo mejor para mí, así que trato de vivir al máximo. Como ellos hubieran querido... y como ellos vivieron también.

–¿Cómo los recordás?
–Eran súper alegres. Si bien estaban separados, yo era amiga de ambos. Con mamá éramos como hermanas, y con mi viejo, como amigos. Y eran tan jóvenes... Obviamente que los extraño, y por momentos no caigo, pero lo estoy aceptando. No me quedó nada por decirles. Eso es bueno. Y me dieron todo, siempre.
Por Mariel Fuentes y Melisa Belver. Fotos: Christian Beliera.






Mariquena Cornejo es la infartante modelo que se hizo famosa por ser la prima de Jésica Cirio. En la última edición de Hombre se mostró espectacular, con el cuerpo despojado de ropa irradiando sensualidad en cada movimiento.

“Tengo que tener piel con la persona que esté, soy muy pasional, me gusta un hombre fogoso, con ganas. Todo bien con el romanticismo, las flores, los bombones, pero eso fuera de la cama. Para ese momento me gusta que le pongan más pasión”, dijo.

A su vez reconoció que no la encaran demasiado: “Pareciera como que me tienen miedo o como que los intimido un poco”.

“Tienen un problema de arranque, tal vez se acostumbren a que las mujeres vayan más al frente, a mi me gusta que vengan, soy más chapada a la antigua”, finalizó

06 de noviembre de 2009 (Infobae)






Cumplieron su primera década como actrices, y sus nombres tienen peso propio en el mundo artístico. Tras protagonizar Tres deseos, una película sobre los conflictos de pareja, la rubia y la morocha se animan a desentrañar su propio universo matrimonial, que comparten respectivamente con Andrés Calamaro y Nicolás Repetto. Confesiones de mujeres de treinta y pico…
Como si se tratara de un juego de diferencias, la rubia y la morocha. Julieta Cardinali y Florencia Raggi, respectivamente. Una –Julieta, 32 años, en pareja con Andrés Calamaro, quien la convirtió en mamá de Charo, de dos y medio– combina su discurso apurado con una sonrisa suelta y movimientos juveniles. La otra –Florencia, 37 años, casada con Nicolás Repetto, madre de Renata y Francisco, de 11 y 9– es dueña de una impronta avasallante, una sonrisa quieta y un caminar elegante. Juntas acaban de presentar Tres deseos, la película dirigida por Marcelo Trotta y Vivián Imar, donde comparten elenco con Antonio Birabent. El film, rodado en Colonia, Uruguay, fusiona una excelente fotografía con una historia densa, que indaga sobre los conflictos de una pareja. Esa temática lanza la entrevista, pero, curiosamente, las asimetrías entre ellas continúan. Raggi se presta al diálogo motivada, y permite desentrañar su propia intimidad. Cardinali es casi la otra cara: difícil de descifrar, es hábil en el zigzagueo a la hora de hablar de sí misma. Así, se abre paso a una charla entre mujeres, cien por ciento femenina.

–Hay una frase que marca el pulso de la película, cuando los protagonistas se preguntan si son felices. ¿En sus vidas ese planteo está presente, o viven sin mucho análisis?
Raggi: Sí, yo me pregunto muchísimo si soy feliz. Creo que es sano y construye. Es mejor desenmarañar. Si no, uno vive distrayéndose, nada más. Yo no soy todo el tiempo feliz, pero estoy atenta buscando mi felicidad.
Cardinali: Yo también. Hago mucha revisión y terapia, que es el lugar ideal para ese planteo. No me parece que la felicidad sea un sentimiento constante. Lo que te puedo contestar es que hoy siento que estoy donde debo estar.

–¿Qué cosas las hacen más felices?
Raggi: No lo podría fragmentar... Me parece que lo que me hace más feliz es estar contenta conmigo misma. Y a partir de ahí puedo estar feliz en el trabajo y con mi familia. Te digo más: aunque no me imagino la vida sin mis hijos, yo no podría decir nunca que mi vida son mis hijos. Lo más importante es estar bien con uno, porque si no estoy bien conmigo, tampoco voy a poder disfrutar de mi maternidad.
Cardinali: A mí, por supuesto que ser madre me generó una felicidad inmensa, me cambió la vida, algunas cosas para bien y otras para mal. Yo trato de estar atenta a mi círculo, a crear mi manera de vivir.

–La película pone el acento en el matrimonio y cómo, a veces, puede invadir el hastío en la relación con el otro. ¿Ustedes de qué manera le escapan al aburrimiento?
Cardinali: No sé... no creo en fórmulas. En mi vida funcionan los sentimientos, el hacer. Pensar en claves me parece berreta, porque si no, todas las parejas serían exitosas, y la realidad nos muestra lo contrario.
Raggi: Para mí, tiene mucho que ver si con mi marido nos cuesta más esfuerzo estar juntos que separados. Esa es mi guía. Con Nicolás no estamos siempre bien, y todo el tiempo hay situaciones por superar, pero todas esas veces pesa más el entusiasmo que el cansancio.

–¿Creen en un amor para toda la vida?
Raggi: Me parece que no es sencillo encontrar a una persona que ames y que te permita seguir creciendo, y siendo vos tras el paso del tiempo. Tener una relación copada de verdad. Muchas veces dejás de ser vos misma para seguir al otro. Con Nicolás trabajamos todos los días para lograrlo... Pero hoy por hoy es más simple separarte fácilmente, o llevar relaciones mediocres.
Cardinali: Tal cual. Yo siento que el tema es saber identificar si seguís con alguien porque te volvés a elegir, o por mero acostumbramiento.

–¿Es fácil convivir con ustedes?
Raggi: (Rompe en carcajadas) ¡Es muy divertido vivir conmigo! Soy una persona muy inquieta. Y eso trae sus pro y sus contra. Por suerte, encontré al hombre que le enamoran esos movimientos, y eso nos da una tensión y una atracción interesantes... Aburrido no es.
Cardinali: En mi caso, lo mejor es mi buen humor. Y lo peor, ¡mi mal humor! Si estoy cruzada... ¡soy un infierno! Soy intensa.

–¿Y qué lugar ocupa la admiración en sus relaciones de pareja?
Raggi: Es indispensable. Mi termómetro. Lo que impulsa muchas otras cosas.
Cardinali: A mí también me parece fundamental. Y más allá de lo que haga mi pareja, tiene que ver con ver al otro feliz con sus elecciones.

–Con tanto trabajo, ¿son mamás culposas?
Cardinali: Reeeee. ¡Mi terapeuta me ayuda mucho con eso!
Raggi: Un poco, ja ja. Hay algunas culpas cristianas que me quiero terminar de sacar, pero me encanta la no cotidianidad. Es interesante también para los chicos. En psicología dicen que si los roles están muy estatizados, el grupo no funciona tanto. Entonces, si yo me tengo que ir por las noches, Nicolás está más presente en ese momento. Y después yo retomo ese lugar. Esos movimientos son buenos.
Cardinali: Sí, en mi familia la crianza de mi hija también es completamente compartida.

–Son mujeres de treinta y pico... ¿Cómo viven el paso del tiempo?
Raggi: Tengo muchas amigas de más de cuarenta, y pienso que esa crisis ya la atravesé con bastantes años menos... Yo empecé a trabajar a los diecisiete, era casi lógico. Reconozco que ya no soy una jovencita, porque me cambiaron la cara y el cuerpo, veo el desflorecimiento, pero lo tomo con mucha naturalidad. Esta edad para mí es una oportunidad para hacer un balance sobre mi vida, y sobre cómo me voy a parar de ahora en más. No me deprimo con la imagen, ni voy corriendo a un cirujano.
Cardinali: Yo tengo cero conflicto. Sobre todo porque me sigo sintiendo de quince... ja ja. Me cuido lo normal. Soy pro dermatólogo y cremas, pero nada más. Cuidamos más la cabeza que el cuerpo...

–No le declararon la guerra a la caída de la cola...
Raggi: ¡Exacto! Porque yo, por dentro, me siento igual que siempre. Me gusta verme bien y punto, pero no corro detrás de un cuerpo de quinceañera. ¡Guauuu, sí, pasa el tiempo! Pero lo disfruto más que nunca. Lo mejor que nos puede pasar es tomar conciencia de que las cosas se terminan. Porque es un despertador, te avivás. Ojalá llegue a ser una viejita re feliz.
Cardinali: A mí ni me importa el cuerpo, ¡y no quiero un culo de amígdalas! Me gusta crecer y me veo mejor ahora que a los veinte. Tampoco volvería a tener esa mentalidad: ahora la paso mucho mejor.

–Y como ocurre con Colonia en el film, ¿cuál es su propio lugar mágico en el mundo?
Raggi: El lugar donde más feliz soy es en nuestra casa de Uruguay. Esa inmensidad, esa naturaleza, ese ranchito divino que tenemos, con mucho de soledad y el mar, me da una paz enorme...
Cardinali: Yo no tengo un lugar que me acoja mejor que mi propia casa. Ese espacio que habitamos con música, libros, juego... Prefiero estar con mi familia allí que en cualquier otro lugar del mundo.

Por Mariel Fuentes. Fotos: Santiago Turienzo.
Fuente: Gente







Vine con la extraña sensación de que podía abrir una puerta, dejar de lado por un rato lo que es tan visible –su cuerpo, claro– y concentrarme en aquello que pocos miran o quieren mirar: su interior (y que ella preserva tan bien). A las once de la noche, luego de una sesión de fotos híper hot, la rubia (28 años, signo Escoprio) se baja de los 17 centímetros de taco y plataformas (“mido 1,63”, confiesa), se cubre sus 95–54–89 (“peso entre 41 y 43 kilos, flaquita pero con formas”, dice) con un suéter de hilo y, acurrucada en un sofá del estudio fotográfico, se relaja completamente para la charla. Veamos, entonces, si ahora puedo abrir la puerta de lo que Luciana Salazar esconde.

–Sos una mujer contundente, desde tu presencia hasta tu forma de pedir lo que querés. ¿De qué dudás?
–¡Uf, de tantas cosas! Por momentos siento mucha presión. Cuando duermo y me doy cuenta de que no pude hacer lo que quería… El paso del tiempo me pone muy mal.

–¿Tenés miedo de envejecer?
–No, me molesta sentir que el tiempo pasa muy rápido. Tengo muchas cosas para hacer y poco tiempo para hacerlas. Eso me pone loca: los objetivos no cumplidos. ¡Todo lo quiero ya! Soy sumamente impaciente. Me gustaría vivir más relajada, pero me perturba descubrir que tengo cuentas pendientes.

–¿Por ejemplo? ¿Qué cuentas pendientes reconocés?
–Me coparía ser madre. ¿Cuándo? Ya, urgente. Pero tengo mil cosas para hacer antes, cosas que no puedo hacer con un bebé. Igual, no tengo dudas: el día más feliz de mi vida va a ser cuando tenga un hijo.

–¿Por qué postergás tu sueño de ser madre? ¿Qué es más importante hoy?
–Es un problema de tiempos. Cuando sea madre me voy a dedicar por completo a mi hijo. Por eso, antes quiero sentirme realizada a nivel profesional.

–¿Cuál es tu meta?
–Desarrollar mi carrera en la música.

–¿Soñás con el Gran Rex o en tu fantasía asoma el Madison Square Garden?
–Sueño con viajar y mostrar mi música por el mundo.

–No hablamos todavía del padre de esa criatura. Siempre aparecés sola, sin pareja. ¿Tenés miedo a enamorarte y ponés una barrera muy alta entre vos y los demás? ¿O te hicieron sufrir mucho?
–Nunca sufrí por amor. La complicada acá soy yo: nací con un ideal, con una novela en la cabeza.

–Pero los príncipes no son azules, los caballos blancos están desteñidos…
–¡Ya sé! Pero no dejo de pensar que mi chico puede ser como el de un cuento de hadas. Idealizar puede hacer que prefiera estar sola antes que estar con alguien que no me satisfaga por completo. ¿Mientras tanto? Hoy me estoy divirtiendo…

–¿Divirtiendo? ¡Arrasás, te llevás todo puesto!
–(risas) No es para tanto… Porque, aunque no busque al hombre para casarme, soy exigente.

–Los hombres que están con vos no se dejan apabullar así nomas, ¿cierto?
–Si al lado mío tengo un muñeco que puedo dominar, me aburro enseguida. Yo necesito a alguien que haga que se me caiga la baba por él. Nací para tener un hombre importante a mi lado.

–Ah, te gusta que te tengan cortita.
–(piensa) Me gusta el hombre que me pone en mi equilibrio. Que no me altere, que me trate bien, hablo de un pibe tranquilo, que me diga las cosas como son, que me aconseje sabiamente, que se haga respetar. Y, en el plano sexual, que le guste divertirse como a mí.

–Hablando de sexo, sos como un personaje de dibujito animado que cobró vida: vivís posando… ¡y lo hacés tan bien! Es algo natural en vos, dominás todo tu cuerpo, desde las pestañas hasta la punta de los pies. A la hora del sexo, ¿lográs relajarte o hacés un show en la cama?
–(ríe a carcajadas) Monto un show, pero me relajo. Esa es mi forma de divertirme. Me copa tener a mi hombre siempre dentro de una fantasía. Cuando me case, no pienso ser la típica mujer que hace el amor todos los días: a mí me gusta hacerlo bien.

–Te cuento que cuando estás casada no existe eso de todos los días…
–¡Menos mal! Porque tampoco es lo que pretendo. Me gustaría sorprender a mi marido. No te digo todos los días, pero quisiera darle algo divertido a la pareja. ¿Qué? Disfraces, por ejemplo.

–Perdoname que insista: ¿en algún momento te entregás sin importar si la pose te favorece, si se te marca la celulitis?
–Sí, soy relajada y gozo mucho. No quiero que me vean mal. ¡Mi forma de gozar es volver loca a mi pareja!

–¿Y a cuántos hombres volviste locos? ¿Muchos?
–Y… yo trato que todos. Por suerte, nunca me llevé un chasco. Nunca me pasó con ninguno de no poder “concretar”. Debo haber hecho bien los deberes…

–¿Qué te hace feliz? ¿En qué momento se cae la máscara de Luli Love y aparece Luciana?
–Yo siempre soy Luli Salazar. Luli Love es la parte exagerada y divertida de mi vida. Pero nunca dejo de ser yo misma, ni monto un personaje. Cuando no estoy cómoda, me pongo muy tímida. Yo salgo de mi casa con gorrito, toda tapada… ¡Los vecinos me preguntan si les tengo miedo!

–¿Tenés miedo de la mirada ajena cuando no estás protegida por tu personaje?
–¿Miedo? No. Pero la gente es muy prejuiciosa y yo estoy muy expuesta, muestro mucho el cuerpo… Entonces trato de preservarme como puedo.

–¿Cuál es el juicio más equivocado que han hecho sobre vos, el que más te dolió?
–Inventan muchas cosas tristes… Hace poco leí que yo quería volver “a mi rostro de antes”, que me empecé a sacar cosas para volver a ser la que era. ¡Por favor! No hay nadie más conforme consigo misma que yo… La persona que no está bien consigo misma, no triunfa en la vida. No le va bien. Y yo soy una chica con fuerza, que cumple todos sus objetivos. Igual, no salgo a desmentirlo porque no me van a creer.

–¿Qué creés que pensamos las mujeres sobre vos?
–La mujer es competitiva. A veces ven una chica voluptuosa, muy sexy, y tienen prejuicios. Ojo, no todas, las mujeres que me conocen tienen la mejor onda conmigo. Saben que soy cero roba-maridos, que no planteo competencias; pero desde chica tuve problemas con las mujeres, sufrí mucho. Mi forma de ser es muy avasallante y, encima, me gusta seducir indiscriminadamente. ¡No sólo a los hombres! Esa personalidad a veces cae mal en la gente, prejuzgan. Pero tengo amigas mujeres de fierro.

–¿Te sentís más cómoda en el universo masculino?
–Sí, los hombres no son tan competitivos.

–¿Cuál es la cifra más loca que te han ofrecido para hacer algo?
–Cientocincuenta mil dólares. ¿Para qué? Por dos meses de teatro, pero dije que no. Tinelli también me ofreció muchísima plata para hacer comedias musicales, pero preferí no hacerlo porque estoy enfocada en mi carrera como cantante.

–De los galanes argentinos, ¿te gusta alguno?
–Mmm… No, de acá ninguno. ¡Prefiero deportistas!

–¡Cierto! ¿Quién te parece buen mozo?
–El puma Juan Martín Hernandez, los hermanos Pieres… ¿Cuál? ¡Los tres! Y también Nacho Figueras.

–Hablando de belleza, ¿te angustia el deterioro físico que traen los años?
–Hoy, con todo lo que existe, te podés mantener divina hasta no sé cuando… ¡Mirala a Mirtha! Yo me voy a querer ver divina hasta en la tumba.

–Yo te asocio con Nacha Guevara. ¿Estás dispuesta a hacer cualquier cosa para conservarte divina?
–Cualquier cosa, no. Pero juro que voy a hacer todo lo posible, sin pasarla mal, para verme espléndida.

–¿Qué te gustaría hacer por los demás?
–Sueño con estar con un hombre que me ayude en un proyecto solidario. Me matan los ancianos, que son los más desprotegidos. No les pagan la jubilación, hacen mil horas de cola en Anses…

–A propósito, ¿votaste?
–No estaba en el país. Lo que está pasando es tremendo. Como dijo Tinelli, estamos viviendo una guerra interna, llena de odio, de maldad. Pasa en todos los ámbitos, repercute en toda la sociedad: no hay límites, todos hacen lo que quieren, nadie pone un freno. ¿Cómo puede ser que la gente no sepa lo que se está votando? ¡Nadie conoce las leyes que van a salir! La vida del otro no vale dos mangos.

–¿Te gustaría vivir en otro país?
–Me encantaría vivir en otro país, aunque amo la Argentina. Pero mi país hoy no me da la seguridad que tengo afuera. No hay respeto por la gente, no hay respeto por la vida… Tenemos que tomar conciencia, empezando por los gobernantes. Yo no veo que haya gente idónea para hacer el cambio. ¿Sabés qué pasa? A la gente honesta e idónea no la dejan llegar arriba.

–¿El poder corrompe?
–Por supuesto. Hay que transar con cosas muy feas. Por eso creo que la presidencia es un rol masculino. El hombre posee una dureza que la mujer no tiene, porque somos más sensibles. Mucha gente no va a estar de acuerdo con lo que digo, pero es mi opinión.

–¿Sos millonaria, Luli?
–¡No! Y estoy muy lejos de serlo…

–Como preguntaría Mirtha Legrand: toda la plata que tenés... ¿te la ganaste con honra?
–Más que honra, te diré.

–Si no llegás a encontrar a tu hombre ideal, ¿serías madre soltera?
–No buscaría tener un hijo sin padre. Pero si me llega, podría tenerlo sola.
Por Connie Ansaldi. Fotos: Santiago Turienzo.






La modelo de Leandro Rud posó para la publicación masculina y reveló muchísimas intimidades sobre su vida bajo las sábanas.
ntre otras confesiones, la integrante de las ElectroStars, declaró que “Tuve noches muy calientes pero siempre se puede más…”.

La espectacular rubia, modelo de Leandro Rud e integrante de las Electrostars, realizó una impresionante producción fotográfica para la revista Hombre de noviembre. Pero, además de posar, la formoseña nos deja pasmados con algunas confesiones sobre su activa vida sexual.

“Tuve noches muy calientes pero siempre se puede más. En realidad no sé si sólo se puede hablar de noche calientes. Es que he tenido días calientes también; es decir lapsos de 12 horas con 4 o 5 encuentros sexuales. Lo que pasa es que desde hace tiempo tengo novios a la distancia. Entonces cada vez que estamos juntos es como ponerse al día. Tal vez si estuviésemos juntos siempre, sí hablaríamos de noches calientes.”-confesó Maglietti.

“Muchas veces que nos ponemos a hablar con mi novio por chat, él me dice dale Ale, conectá la camarita por favor y bueno voy y conecto. Me ha pasado inclusive que de golpe mi prima abre la puerta y corta todo el clima, ¡jaja! Por ahora nunca me encontró en una situación rara.”-agregó luego.

Y eso no es todo, la rubia también confiesa haber tenido fantasías con otras mujeres: , “si tengo fantasías con mujeres, pero creo que se va a quedar en el terreno de la fantasía. Cuando veo fotos o videos eróticos con las chicas divinas, depiladitas y todo, es como que suena una alarmita, pero queda ahí.”

Además en esta edición, la compañerita de Alejandra: a la "nena" de las Electrostars, Ivanna Pallotti con una producción súper ratonera y declaraciones infartantes: “Soy muy inquieta. Nunca tuve un novio por más de dos meses. Me gusta cambiar todo el tiempo, hacer siempre cosas distintas. Ir a tener sexo a un telo no me inspira. Estar ahí encerrados, por dos horas, ni en pedo. Si un flaco me dice te paso a buscar y vamos al telo seguro no llegamos, me lo agarro antes en el auto.”

Para rematar, toda la sensualidad de la primita de la Cirio, Mariquena Cornejo, quien afirma “tengo que tener piel con la persona que esté, soy muy pasional, me gusta un hombre fogoso, con ganas. Todo bien con el romanticismo, las flores, los bombones, pero eso fuera de la cama. Para ese momento me gusta que le pongan más pasión."

Además; Enzo Francescoli en una entrevista a fondo declaró que, aunque hay quienes todavía sueñan con volver a verlo jugar, nunca sufrió la depresión post-retiro, si bien sus mismos compañeros le decían que era un boludo por largar.


31 e octubre de 2009 (Primiias Ya)