Mientras Emilia pela cebollas, sus ojos verdes parecen dos esmeraldas colombianas. Así, Vestida de entrecasa (shortcito de jean muy corto y musculosa blanca), sonríe a la vez que controla que el agua para los ravioles rompa el hervor. Como corresponde, la salsa es bien casera. Va receta, anote: tres tomates al natural pelados y picados, una zanahoria, mezclar en la sartén diez minutos, y después: sal, albahaca fresca, aceite de oliva y pimienta en grano. Un plato digno de la vera cucina italiana.

Pero esta casa, hoy convertida en restaurante, es muy especial. No está abierta al público: sólo para amigos, conocidos y, hoy, para GENTE (¡gracias!). Con un aditamento de lujo: increíble vista al bosque, la montaña y el lago San Roque.
Comensales: Agustina, Emilia, el Turco Naim y Aron (15), un sobrino músico recién llegado de Brasil, donde vive con sus padres. Además, hay música: suena Mi Gin Tonic, versión de la banda de El Turco. Cuando llega la fuente de ravioles, aplausos. “Quería amasarlos yo misma, pero no tengo la máquina. Quedan prometidos para la próxima”, jura Emilia.

–¿Este rito familiar es cotidiano, Agustina?
–Vengo casi todos los días, para tomar unos mates o almorzar. Después de tantas horas en el teatro, está bueno tener este refugio. Con Emi y el Turco nos llevamos muy bien y nos queremos mucho.

–¿Cómo es trabajar con tu cuñado?
–Un placer. Sabe un montón, y sus consejos nunca son críticas: son para mi bien. Además, es el encargado de alimentarnos a todos. ¡En su camarín hay chocolates y gaseosas a rolete!
Emilia: ¡Contá también que hay Cinzano y vino tinto! ¡No lo cubras tanto!

–¿Qué pensás de esta dupla marido-hermana, Emi?
–¡Es espectacular! Siempre voy al teatro a ver al Turco, y ahora él está en un cuarto y ella en otro. Digo cuartos porque no son camarines: son como las habitaciones de mi casa... Porque estamos en familia.

–A propósito, ¿es casualidad que cuatro de los cinco hermanos Attias (Bárbara y Gonzalo, además de ustedes) se dediquen a la actuación?
Emilia: Es raro, porque antes que nosotros nunca hubo un actor en la familia. Mamá fue ama de casa hasta que crecimos, y después puso una inmobiliaria. Y papá es militar retirado.

–¿Cómo se explica esta vocación común entre ustedes, entonces?
Emilia: Todo se lo debemos a la forma en que nos criaron: con absoluta libertad, siempre con la oportunidad de elegir lo que queríamos. Algo muy poco común.
Agustina: Nuestros padres nos apoyaron en todo, y muchas veces fueron nuestros mayores cómplices. Las dos, junto con mamá, pegábamos cintas en todo el techo, y Gonzalo (21), Emilia (22), Bárbara (25) y yo nos disfrazábamos, inventábamos coreografías, bailábamos... ¡Eramos una banda!

–¿Mamá también participaba a full, o lo hacía a media máquina?
Emilia: No, se re enganchaba. ¡Era la más divertida! Un día teníamos que arreglar una tele; nos disfrazamos todos de gitanos y así vestidos la llevamos al service. El tipo nos miró con cara rara y no hubo forma de que aceptara el trabajo. ¡Creyó que era robado! Con esos juegos nos divertíamos mucho.

–¿Era habitual que salieran así a la calle?
Agustina: ¡Todo el tiempo! Una vez me disfracé de Betty la Fea: estuve varias horas dando vueltas por la ciudad y hablando con un tono raro. ¡No te imaginás la cara de la gente!
Emilia: Me acuerdo de que a los 17 años, con Violet, mi mejor amiga, nos disfrazamos de cartoneras. Salimos todas sucias, tapadas con una manta vieja y nos fuimos a caminar por Las Cañitas hablando en un idioma extranjero.

–¿También en los boliches?
Agustina: ¡Siií! A veces se daba que conocíamos a alguien y le hablábamos en “ruso”. “Recié llegamos e la Rusia” (imita un raro español sin erres), les decíamos y los tipos picaban: “¡Che, Juan, venite que estoy con dos rusitas que están refuertes y no entienden nada de español!”. Al rato , después de contener la risa, finalmente confesábamos el engaño.

–Parece que la actuación es una vocación innata en ustedes.
Emilia: Es verdad. Por ahí estábamos tomando sol en casa, en la pileta, agarrábamos la filmadora y hacíamos una novela de más de tres horas. Inventábamos un personaje y lo actuábamos de tal manera que muchas veces terminábamos llorando de verdad.

–Y ahora, justamente, se ganan la vida con esto. ¿Son dos privilegiadas?
Emilia: Puede ser... Pero igual, siempre lo busqué. Empecé mi carrera a los 15 años como una chica sexy, sabiendo que eso me daría la oportunidad de conocer a la persona justa para mostrarle mi otra faceta.

–Emilia, vos fuiste un poco la pionera. ¿Empezaste antes que tus hermanos?
–No, todos arrancamos a la misma edad. Y las tres hermanas, en la misma agencia. Todos estamos en esto menos la mayor, que es más intelectual y le encanta escribir.
Agustina: Eso te demuestra que, en algún punto, toda la familia tiene un costado artístico. Algunos la escritura –como Luciana, nuestra otra hermana–, otros la música y nosotras, la actuación.

–¿Qué te genera que Emilia sea la más famosa?
–Nada, porque tengo bien en claro quién soy y hacia dónde quiero ir. No me molesta ser la eterna “hermana de…”. Creo que si todo me hubiera pasado tan rápido como a Emilia, no lo habría podido manejar. Es mejor que haya sucedido como sucedió.
Emilia: Nos damos consejos, pero siempre para ayudar. Vamos a todos los estrenos y estamos muy cerca de nuestras carreras. Siempre fuimos muy unidas y no queremos perder eso. Después, que la gente diga lo que quiera.

–¿Qué dice la gente?
Emilia: Nos ven y comparan. Y eso no tiene nada, pero nada que ver con nosotras. No somos iguales, no competimos, no nos envidiamos. Agustina: Tampoco nos peleamos, porque detestamos los escándalos. A veces, para hacerme enojar, alguien me dice: “En tu familia vos sos el cuatro de copas”. Pero no entro en ese juego. Con su pan que se lo coman...

–¿No provocar escándalos es natural o se esfuerzan para que no suceda?
Agustina: Desde muy chicas, nuestra familia nos inculcó los mismos valores: sabemos muy bien por qué lado va la vida. Por eso no entiendo cuando nos agreden gratuitamente. En realidad, ni siquiera me molesta: me da pena por ellos. Emilia: A mí nunca me gustaron las peleas, y menos hacerme conocida por un escándalo. No necesitamos de esas armas, porque tenemos talento. Eso queda para los mediocres. Además, cuando yo hacía teatro de revistas, la cosa no era tan heavy.

–¿Ahora es más complicado?
–Sin duda. Hoy, la tele está llena de programas de chimentos, que hacen conocer a la gente sólo por sus peleas. Y claro, ¡las chicas se tiran con munición gruesa!

–¿Qué piensan cuando ven esas peleas en público?
Emilia: Nada. No me dan ni frío ni calor; no tienen nada que ver conmigo.
Agustina: El problema es que la gente consume ese producto cada vez más. ¡Qué decadencia social! Prefiero que mi carrera vaya por otro lado, y sin tanto ruido.

–¿Por qué no se les conocen escándalos sentimentales?
Emilia: Tuve la suerte de enamorarme de una persona muy hermosa, y desde muy chica. No era una Susanita que soñaba con casarme y tener hijos, pero me llegó un amor tan fuerte que me dio vuelta la cabeza. Y jamás mancharía ese amor por un escándalo mediático.
Agustina: Hace casi cinco años que estoy de novia con Diego, que trabaja de diseñador industrial, y ya planeamos vivir juntos. Pero es cierto, somos chapadas a la antigua: mujeres de un solo hombre... ¡y cero escándalos!

–¿Les gustaría trabajar juntas?
Emilia: Nos encantaría. Siempre dije que sería bueno hacer una obra con mis dos hermanas y con Gonzalo, que está arrancando. Y también lo metería a mi marido. ¡Sería la obra perfecta!

–¿Qué harían?
Agustina: En teatro, comedia. Sería ideal, porque tenemos mucha química. Podríamos hacer una remake de Los Campanelli. ¡Sería un éxito total! ¡Mataríamos!



Fuente: Gente, Por Sergio Oviedo. Fotos: Alejandra Bratin.

Un selección de mujeres con las que a la mayoría de los hombres nos gustaría pasar una noche de pasión desenfrenada.

Eva Mendes: es la encarnación del sex appeal latino. Para comprobarlo alcanza con ver la gráfica de Calvin Klein, donde aparece en ropa interior, exhibiendo todos sus atributos. Sus caderas pronunciadas -de las que se declara muy orgullosa- y labios carnosos son lo que más se destaca, y el resto acompaña armoniosamente. Si todo esto no los convence, recuérdenla en Día de Entrenamiento, en la que personifica a la mujer de Denzel Washington y se muestra, otra vez, con poca ropa.

Monica Bellucci: la colosal morocha es parte del elenco estable en las fantasías de la mayoría. Es razón suficiente para que veamos casi cualquier película en la que haga aunque sea un rol secundario, con tal de admirar sus curvas. Abundan las razones para querer pasar una noche con ella, y tal vez una mañana también.

Jenna Jameson: la reina del porno no podía faltar en esta lista. Es la única a la que tuvimos el placer de ver "en acción" con hombres, mujeres y en diversas situaciones. Eso atenta contra el factor sorpresa, pero también funciona como garantía: no hay forma de no pasar una noche increíble con alguien que tiene tanta práctica y conoce de memoria todos, todos los trucos.

Luli Fernández: es linda, sexy y suma puntos porque es una chica normal que podría ser tu vecina (una mujer común con una belleza descomunal). Esa mezcla de diosa y mortal es lo que la hace irresistible. La vemos y automáticamente pensamos que, tal vez, un día con mucha, mucha suerte, podamos cumplir nuestros deseos. ¿Pasa lo mismo con Chechu Bonelli? Ustedes dirán.

Blake Lively: no sorprende que sea muy conocida entre la platea masculina aunque su carrera cinematográfica recién empieza y actúa en una serie para adolescentes. La rubia se ganó un lugar en el imaginario erótico de muchos. Combina una mirada inocente con el cuerpo de femme fatale. Habrá que ver cuál de las dos prevalece entre las sábanas.

Megan Fox: es verdad: la morocha del momento no parece exactamente un "cerebrito". Pero no hay dudas de que el 90% de los hombres muere por ella. Esta pequeña bomba tiene una cara que no deja de seducir ni cuando duerme (eso lo comprobaríamos en la noche de pasión, claro) y su cuerpo es perfecto.

Maria Sharapova: ¿hará los mismos ruidos en la cama que en la cancha? ¿Hay algún hombre que no se haya hecho esta pregunta? La tenista rusa ya es un clásico en las fantasías de muchos, con sus polleritas cortas y raqueta en mano. Las diferencias idiomáticas no son un problema para una noche de sexo ¿y qué mejor forma de conocer otras culturas que intercambiar fluidos sin mediar palabra?

Alessandra Rampolla: tal vez no tenga una figura escultural, pero tiene muchas otras virtudes. Con ella no existen los tabúes. Sería bueno verla demostrar en la práctica lo mucho que sabe en teoría. El acento caribeño hará el resto. Es una gran mujer para invitar a la cama, dejarla ser, enseñarnos algún secreto de su métier.

Angelina Jolie: las chicas malas son ideales para las noches de pasión. La dosis de rebeldía de Angelina resulta terriblemente provocativa. No es la chica que llevarías a comer con tu familia un domingo al mediodía, pero una noche con ella puede ser el paraíso, una vida. o el infierno

Scarlett Johansson: esas curvas, esos labios, esa voz profunda. Dios tiene muy buen gusto o nos está probando al darnos a esta rubia voluptuosa que nos lleva a "caer en la tentación", ya que es imposible mirarla sin sucumbir a una ola de "malos pensamientos". Estoy seguro de que hasta huele bien y su piel es suave como un durazno.
Fuente: brando











Siendo usted la reina de las botineras, Wanda, ¿quién debería ser el número 9 de la Selección argentina?
–Maxi tuvo una gran temporada y en la Argentina no se lo valora. En vez de contar que metió 25 goles en ocho meses en el Gremio de Porto Alegre (N. de la R: en verdad convirtió 17 en 36 encuentros, casi medio gol por partido), aquí los diarios deportivos decían: “Wanda se perdió en la favela”. Eso le daba mucha bronca.

–¿Creés que lo perjudicó aquella historia del calzoncillo de Maradona que te llevó a la fama?
–Ja, ja. No me crucé con Diego después de eso, pero quedó una muy buena relación. Además, Maxi sabe que nunca pasó nada. Todo fue para las cámaras. Diego es buen tipo, lo respeto y no creo que mezcle los asuntos del corazón.

–Vos decís que sos la única botinera con papeles y Evangelina Anderson te retrucó: “Yo soy la única de Selección”.
–Bueno, hay que ver. Falta para el Mundial. A ver si Micho (por Demichelis) se queda afuera y tiene que ir a Sudáfrica a pasear...

Los diarios del sur de Italia ya anuncian el arribo de Maximiliano López (25) y Wanda Nara (23) a la mayor ciudad de Sicilia: “¡Catania sogna! Con Maxi López arriva la sexy moglie Wanda Nara”. La familia López- Nara forma el combo perfecto para este fútbol que se juega en la Aldea Global. Maxi: rubio, ojos celestes y con un promedio de casi medio gol por partido. Wanda: modelo de curvas pronunciadas, lengua picante y con un baby que parece salido del Especial Bebés de Para Ti Mamá. Los dos rompen redes: López, en los arcos y Nara las virtuales. Los diarios italianos ya fantasean con la “voluttuosa raggazza”. Para más, ella ya anunció: “En 2010 saco mi costado más sexy”. La rubia dice que, a un año del parto de Valentino, quiere volver a ser la de antes. ¿Qué opina Maxi? “Quiere enterrar todas mis producciones fotográficas. No le gusta que me muestre ligera de ropa, lo sufre...”.

Pero las propuestas llegan. Una de ellas es una especie de reality, al estilo del que encabezaron las hermanas Paris y Nicky Hilton, que cuente la historia de dos botineras de luxe que viven entre Europa y Sudamérica. Claramente, las protagonistas serían la explosiva Wanda y su hermana Zaira, de perfil más bajo. “Si vieran un reality de mi vida conocerían a la verdadera Wanda: ama de casa, cocinando y ocupándome de Valentino. Siempre de jogging, musculosa y pantuflas. A veces Maxi me dice: ‘Wan, ¿por qué no te vestís un poco mejor para estar en la casa?’”. La más mediática de las Nara (Wanda, obvio), que estuvo en Punta del Este un día antes de partir hacia Italia, promete regresar a la Argentina pronto: “Este año quiero relanzar mi carrera. Seguramente me vean en el teatro de revistas”.

–Maxi firmó un contrato por 800 mil dólares...
–(Corrige) Euros...

–¡Con todo ese dinero, y vos querés trabajar en la revista de Carmen Barbieri!
–Carmen me ofrecía un buen contrato, con toda la marquesina para mí sola. Entonces le quise mostrar la obra a Maxi y fuimos. Cuando vio a las chicas me dijo: “¿Vos pensabas salir así?”. (Ríe) Pero no pasa por lo económico, sino por sentirme realizada, por poder comprarle un regalo a Maxi sin usar su tarjeta...

–Wanda, son bienes gananciales, la mitad es tuya.
–¡Es verdad! Pero quedate tranquilo, que estoy muy bien asesorada por mi abogada, Ana Rosenfeld. Ella me aconseja y me cuida mucho. Igual, no firmamos por la plata que se habla. Volviendo al trabajo: si regreso a la revista, el que más va a sufrir será Maxi cuando me vea ligera de ropa.

–¡López se casó con el envase equivocado! ¿Se lo dijiste?
–Sí, pero lo avivé después de que firmó la libreta (ríe). El se enamoró de mi personalidad. Pero es difícil poder combinar entre lo que él espera y lo que yo quiero.

–Maxi es un lord inglés, muy detallista.
–Sí, sí. El es muy british: está en todos los detalles. Quiere que vista de Prada dentro de la casa. Viene y me dice: “Te compré la colección de Dolce & Gabbana”. ¡Y a mí no me importa la ropa!

–El te compra ropa para que te tapes en las producciones.
–Puede ser... Y yo me la saco. Es muy celoso. Cuando hicimos la tapa de GENTE con Zaira, con unos tapados diminutos, le dije que era una campaña de pieles. Lo que pasa es que en las concentraciones ha encontrado a sus compañeros con fotos mías.

–Eso es tremendo.
–Sí, ¡ja, ja! Cuando se casó conmigo, esos pibes se querían morir. Habrán dicho: “Se la estaba comiendo de callado”. Por lo menos ahora no se las muestran: ya saben que soy su mujer.

–¿Volverías a hacer un desnudo?
–Mirá, desnudo total nunca hice. Cuando empecé a salir con Maxi me ofrecieron mucho dinero en España para hacer Interviú, pero él no me dejó.

–¿Cuánto es “mucho dinero”?
–Doscientos mil dólares. ¡Pero Maxi se negó rotundamente! Yo me quería matar, porque desfilaba por dos mangos. Si vienen ahora que estoy casada... capaz lo hago.

–¿Cómo la pasaste en las comedias musicales de ShowMatch?
–Más o menos. Me instalé en el camarín que usaban Marcelo, el Chato Prada y Fede Hope. Tenía cuatro plasmas, un escritorio enorme, cambiador... Valeria Lynch estaba en uno chiquitito frente al mío, que parecía un ropero. Entonces te tiran mala onda: “¿Esta pendeja qué se cree? No puede cobrar más que el jurado”. En tres años pasé de cambiarme en los pasillos –porque las tops no te dejaban ni pisar los camarines– a tener el mejor camarín.

–¿Te molesta si te dicen que la artista quedó reducida al lado de Wanda personaje?
–No, yo soy un personaje. La gente compró mi vida, mi historia: la chica que se casó con el príncipe y se la llevó a vivir a Europa.

–¿Te sentís la más linda, también?
–Hay muchas chicas más lindas que yo. Caminan bien la pasarela, pero no tienen ángel. Yo soy como Pampita. La gente nos quiere. Será carisma, no sé...

–Hablando de Pampita, ¿cómo habrías reaccionado frente a un episodio similar al que involucró a Benjamín Vicuña e Isabel Macedo?
–Yo le como el hígado a mi marido. Voy con una pistola y lo mato. Sería una gran desilusión que me engañara, pero el responsable sería él, porque minas fáciles hay en todos lados. Y hay que ser muy mala persona para romper una familia. Pero si me pasa lo mismo que a Pampita, Maxi se queda en la calle.

–¿Jurarías que no tenés pecados de juventud, que nunca estuviste con un hombre comprometido?
–Bueno, seguramente los tuve. ¡Pero me pasé de bando! Hoy me parecen patéticas las mujeres que salen con casados, sabiendo que la otra mujer tiene hijos y que vos sos la segunda. Tener que esperar el mensajito de texto para verlo...

–¿Si tu marido te engañara, te quedarías con él por salvar a tu familia?
–No, esperaría a que mi hijo crezca y le explicaría lo que hizo su padre. Y después, me vengaría donde más le duele: primero, con algún amigo y después, volvé a nacer, porque te quedaste sin nada. Mi abogada se encargaría muy bien de eso. Dejé mi carrera por amor, me fui a vivir al exterior, te plancho, te cocino, pero no me busques, eh.


Fuente: Gente, Por Julián Zocchi. Fotos: Santiago Turienzo.




Durante 2009 brilló en cine, presentando dos películas que dieron de qué hablar en la Argentina y el mundo: Francia y Música en espera. Antes de comenzar uno de los tres filmes que rodará en el 2010, la más argentina de las uruguayas viajó a La Habana, y nosotros allí estuvimos. Habló de las cirugías estéticas, de su relación con Ricardo Mollo, de la maternidad y hasta de la adopción en los matrimonios gay. Además nos confesó: “No tengo complejos con mi cuerpo”.



Es como el pincel con el lienzo, el aroma con las flores, el azul con el celeste: Natalia Marisa Oreiro (32) hace juego con La Habana. Tampoco resulta conveniente andar preguntando, exagerando incluso la metáfora, si La Habana nació para ella o ella para La Habana. De ninguna manera. Sin embargo, sí observamos cierta simbiosis de despojo entre ambas. “¡Me encanta!”, enfatiza la montevideana observando los alrededores de una ciudad que aún no se rindió ante la modernidad.

“Nací uruguaya, me afinqué en la Argentina y no cambiaría a mi Río de la Plata. Lo que no quita que Cuba me hipnotice, claro”, vuelve a caer cautiva frente al sitio que conoció en 1997, cuando viajó, igual que ahora, de vacaciones, aunque en aquella oportunidad sin el caballero que ahora la secunda: Ricardo Mollo (52, líder de Divididos), su esposo y cómplice de aventuras, respetuosamente alejado de las cámaras y al mismo tiempo sigilosamente cerca de su dama. “Adoro la arquitectura local. Cada rincón merecería aparecer en el encuadre de una película. Bueno, por algo hay una sala y no un supermercado en cada cuadra, y por algo acá se organiza el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano”.

–La mayoría de los senderos de sus entrevistas, durante 2009, anclaron en el séptimo arte. ¿En serio la ha subyugado?
–Imaginate: este año estrené Música en espera y Francia y asistí a festivales: Venecia, San Sebastián, Huelva... Pronto volveré a la carga apostando fuerte a tres inminentes producciones. En febrero, el rodaje de Miss Tacuarembó, un musical de Martín Sastre; en mayo, Freedom for Joe, un drama de Stephen Bridgewater; y en septiembre, Mala, un policial de Adrián Caetano.

–Conclusión: ¿la actriz de cine retiró a la de la tele?
–¿Retirarme? ¡Las bol...! Perdón (risas)... Olvidate. Capaz que en 2011 regrese a la tira. Dependerá de la propuesta. Me entretengo una barbaridad en la televisión.

–¿Siempre es tan, tan, tan... espontánea, digamos?
–Reconozco que soy bastante impulsiva e intuitiva, y poco culposa y cerrada. Lucho contra la culpa. Cuesta cuando venís de una familia creyente, católica. La culpa nunca lleva a una meta positiva. Persigo la libertad. Acepto equivocarme. Estoy en plena construcción.

–Interesante. Y a esa muchacha en plena construcción, ¿qué le inspiran los “anticipos exclusivos” de la prensa que montones de veces la han dado separada de su marido, y qué los insistentes interrogantes que casi le exigen convertirse en madre?
–Primero: que nos inventen separaciones duele mucho. El día que el tema me resbale, que me pase inadvertido, voy a preocuparme. No me divierte nada que se metan con mi marido ni conmigo... Lo de la maternidad puedo entenderlo. Obvio que cuando esté criando a un hijo van a consultarme “¿y para cuándo el hermanito?”... Entonces prefiero tomármelo serena y calmada.

–¿Ve programas de chimentos?
–Veo. Le saco chispas al zapping. Me mantengo informada y desinformada de todo. Sé quiénes son Ricardo Fort o Zulma Lobato. No obstante, pongo mayor atención en la ficción. Me matan dos series, The Tudors y Six Feet Under, los ciclos de Diego Capusotto y las obras maestras de Alfred Hitchcock. Como ves, soy una espectadora amplia.

–¿También una persona amplia?
–Lógico.

–Okey, ¿y qué opina de la adopción de niños por parte de parejas gay?
–Estoy a favor de la adopción y de los matrimonios gay. Que puedan adoptar los solteros y no los gays me parece un acto de discriminación y un mensaje mentiroso. ¿Acaso no nacen personas homosexuales de matrimonios no homosexuales? Estoy a favor del amor.

–¿Y de las cirugías?
–Ehhh... No tengo una opinión formada, sino dudas.

Antes de avanzar, vale la pena reincidir en lo del inicio, en lo de la cierta simbiosis de despojo entre La Habana y Oreiro. Una característica que puede hallarse apenas erguir el mentón hacia esta ciudad fundada por el conquistador español Diego Velázquez de Cuéllar un 16 de noviembre de 1519 y cuyo casco histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. “Te pares donde te pares, te envuelve la cultura local”, pega en la tecla Nati, y relata que los últimos días compró compactos del músico nativo, Bola de Nieve, y libros usados en distintas plazas (por ejemplo, uno del alemán Bertolt Brecht y otro de la poetisa Carilda Oliver Labra); que adquirió un óleo dentro de una “de las numerosas galerías de la zona”; que escuchó jazz “del cautivante” en La Zorra y el Cuervo, frente al tradicional Hotel Nacional; que bebió “canilla abierta de mojitos” en La Bodeguita del Medio (el bar preferido del escritor estadounidense Ernest Hemingway, amigo de Fidel Castro y de la revolución) y que abusó de las comidas en base a legumbres: “Un estilo gastronómico semejante al mío”, ilustra.

–Buen pie, la cocina, para preguntarle sobre su cuerpo.
–¿Te parece importante hablar de mi físico?

–Imposible obviarlo.
–Dale, ¿qué querés saber?

–¿De dónde salió? ¿Lo clonó del catálogo de un gimnasio? ¿Cómo lo mantiene? ¿Su dieta? ¿Lo sometió a un tratamiento de chapa y pintura en un quirófano?
–Listo, entiendo. Te lo sintetizo: salió del vientre de mi madre, el 19 de mayo de 1977; lo cuido desde mi condición de vegetariana, tomando compuestos con vitaminas B y C y polen reconvertido con propiedades reconstructivas, y consumiendo cacao un 75, 80 por ciento puro, aparte de frutas secas y arroz integral. Necesitaría suprimir las gaseosas light, los dulces y la harina. Camino y ando en bicicleta. Respecto a la chapa y pintura, salvo mi operación de apéndice a los 6 años en Málaga, donde residía, jamás pasé por un quirófano.

–Amplíe lo de sus dudas frente a la cirugía estética...
–Exacto. No sé si preferiría operarme para continuar transmitiendo un semblante fresco en mi trabajo o transitar el transcurso de las décadas portando un rostro que muestre experiencia. Habrá que aguardar el veredicto de mi ego cuando le llegue el momento de decidir. Dejemos que lo elabore él.

–¿Sigue sosteniendo, tal cual nos dijo tiempo atrás, que “lo que más me gusta de mi cuerpo es la cola”?
–Pese a que me llevo bárbaro con mi cuerpo –salvo un sector que no revelaré, intentando evitar que lo investiguen usando una lupa–, te aseguro que lo seguiré sosteniendo mientras ella siga sosteniéndose (carcajada)... ¿Listo? ¿Cerramos el tema físico?

–¿A qué se debe el exagerado pudor? ¿No se siente sexy?
–Sí, me siento sexy, pero del lado natural.

–Apostar a lo natural, una tendencia que, parece, hoy se ha puesto de moda. Hasta hay señoritas y señoras que empezaron a sacarse lolas. Una pionera usted...
–No sé. De jovencita pienso parecido. Mirá lo sueltas que son las cubanas con su cuerpo. Así soy yo. Sin complejos. Te puedo aparecer glamorosa en una red carpet, y en casa cortarme el flequillo sola, andar en patas, ponerme un salto de cama chino y pasar a un solero hippie. Tengo el espíritu de Peter Pan. Mi ahijadita, Mía, me llama “la madrina loca”. Una gran porción de mi vestidor son disfraces que traje del exterior suponiendo que iba a interpretar personajes que no sé si interpretaré...

–¿Suelen lanzarle piropos en la calle?
–¿Lanzarme? Depende. Cuando me levanto poco chispeante, escasean. Si me despierto arriba, quizá reciba uno como el de la otra semana, que me puso colorada: “¡Adiooós, pasada de caramelo!”

–¡¿Colorada?! ¿Recuerda las fotos en las que posó recién?
–Je... Te dije que soy una mujer en plena construcción.



Fuente: gente Por Leonardo Ibáñez. Fotos: Santiago Turienzo.
















Mientras prepara sus valijas en Madrid, Zaira Nararecibirá la visita de sus padres. Nora y Andrés Nara viajaron especialmente desde Buenos Aires para acompañar a su hija en un itinerario profesional por la ciudad de Londres.

Según informa el sitio PuroShow, se trata de un hecho laboral que no sólo expondrá su imagen en la capital inglesa sino que además la hará popular en Sudáfrica. Zaira fue una de las parejas de los más reconocidos futbolistas europeos para liderar la nueva campaña de una importante firma deportiva que estará vigente en pleno campeonato Mundial de Fútbol 2010.

Zaira, que por estos tiempos conmociona España, lucirá modelos “vintage” de camisetas , junto a la mujer de Alberto Gilardino, jugador de la Fiorentina. Orgulloso pero con pena por no poder acompañarla, el futbolista Diego Forlán, novio de Zaira, no deja de manifestarle su apoyo vía sms, puesto que se encuentra concentrado jugando la Copa del Rey.

En algunas horas más, la menor de las Nara, emprenderá camino hacia Inglaterra y la popularidad en Sudáfrica.












Cultora de un bajo perfil que la hizo casi una desconocida para la mayoría de nosotros, la actriz canadiense Emmanuelle Chriqui se quedó con el primer puestoen una encuesta anual sobre las 99 mujeres más sexys del mundo.

Chriqui, que trabajó en la película “No te metas con Zohan” y en la serie “Entourage”, le quitó el trono a la cubana Eva Mendes, la ganadora de la edición 2009, y fue coronada por el sitio AskMen.com como la mujer que posee las cualidades que la mayoría de los hombres desean en una mujer, informó el sitio de Terra.com.

“Conocer en qué está basada la votación es el mayor halago de todos, ya que se trata de ser una mujer completa. Eso es realmente poderoso y es simplemente un cumplido enorme para mí", dijo en un comunicado Chriqui, quien obtuvo el duodécimo lugar de la lista el año pasado.

James Bassil, editor en jefe de AskMen.com, opinó que la elección de se debía que Chriqui interpreta en Entourage el rol de una novia dulce y perfecta, y su imagen de chica decente se potencia en que no le gusta aparecer en los medios.

“No vemos mucho de ella. No es una persona muy pública, así que deja espacio para la imaginación. No está allá afuera haciendo el ridículo”, declaró Bassil, quien consideró que, en ese sentido, el desplome de Megan Fox –que pasó del segundo al undécimo puesto- se debió a su excesiva exposición ante las cámaras.

"Ella se ha convertido en el tipo de mujer que se ve en todos lados, ganando publicidad pero sin mucho éxito a cambio. Claramente, ha tenido importantes roles en películas importantes, pero son muy pocos y contados en comparación con muchas otras”, aclaró.

Esta es la lista de las “top ten” entre las 99 de la encuesta, con la posición que ocupaban el año pasado entre paréntesis:

1. Emmanuelle Chriqui (12)

2. Marisa Miller (3)

3. Kate Beckinsale (10)

4. Alessandra Ambrosio (6)

5. Jessica Alba (15)

6. Beyonce (50)

7. Penélope Cruz (25)

8. Cheryl Cole (20)

9. Eva Mendes (1)

10. Miranda Kerr (46)