Actriz, modelo, psicóloga y uruguaya como papá (Víctor Hugo, claro), a fin de año se separó, y hoy disfruta de un gran momento profesional. Su Celina es “la mala” que compite con Florencia Bertotti en Niní, que arrrasa tanto en la tele como en el teatro, y su participación en Paco, el film de Diego Rafecas, tuvo buena aceptación. Y sobre todo, a los 27, goza la felicidad de estar nuevamente en pareja, al confirmar su relación con Juan Manuel Guilera (23), uno de los galancitos de la tira.



Podemos confirmarlo y dejar los rumores atrás?
–(Risas) ¿Esa es la primera pregunta? Bueno, la respuesta es “sí”.

–Estamos en condiciones de desterrar las dudas, entonces.
–Estamos.

–¿Por qué te costó tanto decirlo?
–Porque es muy reciente y está todo bien. Pero no sé decir mucho más que eso.
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Paula Morales (27 años –quien insiste en recordar su edad “porque las revistas siempre me dan más de lo que tengo”–, uruguaya de nacimiento, psicóloga, actriz e invariablemente “la hija de” Víctor Hugo Morales), viene acumulando espacio en las revistas de espectáculos por un romance de último momento con su compañero en la tira Niní, Juan Manuel Guilera (23 años, “la semana que viene, 24”, acota Paula, otra vez puntillosa con esto de la edad).

Y apenas lo dice, trata de cambiar de tema. “Lo que me está pasando es positivo. El grupo que formamos con la novela se volvió una familia. Logré un muy buen momento profesional y todo me lo fui ganando de a poco”. En cada palabra tiene razón. Desde muy chica prefirió no hacer uso de su apellido y ganarse las cosas a pulmón. Su primera aparición en la televisión la hizo como notera en HP Magazine, y de ahí saltó a Siempre así (conducido por María Belén Aramburu). Más tarde llegó la actuación. Desde los 17 estudió con maestros de la talla de Lito Cruz y Luis Agustoni. ¿Su madrina? Cris Morena. Como parte de ese team se destacó con una participación en Chiquititas y Rincón de luz. Todo esto sin descuidar su actividad como modelo, convirtiéndose en imagen de empresas como Falabella, C&A y Quilmes. Con una carrera en ascenso y más afianzada frente a las cámaras, aceptó un rol como conductora de Wild Outdoor Adventure. “Era puro inglés. Pensaba, hablaba y dormía en inglés, porque se transmitía en Estados Unidos”. Durante ese tiempo de crecimiento personal la acompañó su marido, el psicólogo Martín Lembo, con quien tuvo un hijo, Benicio (3). En diciembre del año pasado se separaron. “Quedamos muy bien. Todo lo pensamos en función del nene; él ama a su padre, y me parece maravilloso eso”.

Hoy la realidad es otra. En televisión arrasa con su personaje de Celina –una mujer enamorada del embajador de Santa Julia (Federico Amador), dedicada a ganar su corazón a cualquier precio–. Con Nini ya recorrió todo el país, en medio de una gira que arrasa y que ya logró varias fechas en el Gran Rex. Mientras tanto, en lo personal se anima a tener una nueva pareja.

–Es raro que estando yo acá leas en voz alta el visor y digas “es Juan” con tanta naturalidad, sin pretender ocultar nada.
–Es que es inevitable. Estoy pasando por un gran momento de mi vida. Al programa le va bien, se acaba de estrenar Paco (NDR: tiene una participación especial en el filme dirigido por Diego Rafecas), se viene el teatro con Niní... y está Juan. Digamos que tengo las cosas encaminadas.

–Siempre fuiste de perfil bajo. ¿Preferís mantenerte lejos de la exposición?
–Sí, me gusta cuidar y defender a mi gente. Prefiero que me pasen las cosas malas a mí antes que a la gente que quiero.

–¿Te preocupa el qué dirán?
–No, no me interesa para nada. Jamás me preocupó lo que diga la gente. Hay personas a las que les va a parecer fantástico lo que hago y el momento que me toca vivir. Pero también están las otras que te viven criticando y que no hacen nada de su vida por mirar lo que hace uno. Si viviera pendiente de lo que dicen, estaría inmóvil. Y a mí me gusta crecer. Soy fiel a lo que siento y a mis convicciones, a lo que me gusta. La gente siempre opina, y no me preocupa. El que me quiere, me puede criticar. Pero sé que lo hace desde lo afectivo.

–¿Me vas a decir que cuando tenés una revista en tus manos no la leés?
–(Silencio… Piensa un poco. Después, lanza una carcajada). Y sí, me intriga qué es lo que se publica.

–Y si se habla de vos, te intriga más. ¿O no?
–Sí. Incluso me pasó de ver declaraciones que nunca di. Sé que el juego es así y que ésas son sus reglas. A veces me indignaba, pero ahora ya está. Let it be.

–¿Sos una mujer a la que le gusta romper límites?
–No sé... Me gusta hacer lo que siento. No soy rebelde. A veces, algunas personas creen que rompo límites, pero es mi forma de ser. No haría cosas que dañen al otro. La idea es ser feliz.

–Tu personaje de Celina es “la mala”. ¿Tenés algo de ella?
–La gente debe pensar que soy una perra, ¿no? (ríe). La verdad es que no tengo nada en común con ella. El personaje tiene ese toque que no te termina de cerrar, porque en el fondo sabés que lo que hace es para no perder a su amor. Tiene sentimientos que están medio mezclados. Una persona con un poco de cordura no lo haría nunca.

–¿Acaso no tenés un costado malo?
–Todos tenemos un lado malo. Pero no me identifico con ella. No soy de enojarme, gritar o celar. Por eso este personaje era un desafío para mí. Yo soy una mina que vive de buen humor y con una sonrisa en la cara.

–Entonces tengo que creerte si me decís que no sos celosa.
–No, obviamente hay cosas que me chocan un poquito. Pero no me caracterizo por hacer escándalos de celos. Si me pasa algo trato de sacarlo de mi cabeza y seguir. Los celos nunca llegan a buen puerto.

–Juan y vos trabajan juntos, ¿les preocupó eso en algún momento?
–No, porque es la forma en que nos conocimos. Tuvimos buena onda entre los dos desde el principio. El grupo tiene una química especial. Lo bueno es que somos un elenco joven, casi una gran familia.

–¿Y la diferencia de edad? ¿Esos tres años influyen en la pareja?
–No, no me preocupa. Nunca me preocupó. Juan es un hombre muy adulto de cabeza. Eso es lo que más me gusta. Además, son sólo tres años. Tampoco es para tanto. La gente a veces me da más edad. Pero aclaralo: ¡¡¡no se olviden que tengo 27!!!

–Veo que sin preguntarte ya me estás haciendo una lista de cosas que te gustan de él.
–¡Estoy temblando! Nunca fui de hablar mucho de mi vida privada, y esto es algo que recién empieza. No sé hasta qué punto decir y hasta dónde le gusta al otro...

–Pero no podemos evitar preguntar, Paula: ¿cómo comenzó ese acercamiento?
–Todo empezó por una amistad, y después se fue dando toda esta cosa. Hubo un acercamiento después de mi separación. Fue natural y fluido.

–¿Te costó aceptar esta historia? Más con la existencia de Benicio...
–Sí. Cuando me separé estaba en la nada. No me moría por conocer a alguien, pero tampoco me cerraba a empezar una relación. Las cosas llegan y se dan. En este caso fue todo muy lindo, en una velocidad que a mí me cerraba. No forzamos nada.


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