La morocha más sexy de la Argentina dice que disfruta cada vez que aparece una chica contando que estuvo con un famoso. “Que se joroben por gateros”, remata. Dice que los futbolistas buscan novia en las páginas de las revistas. No le cree a Natalia Fassi cuando dice que le ofrecieron un millón de dólares para protagonizar una película erótica. Reconoce a Amalia Granata como la más inteligente entre las aspirantes a vedette. No cree que existan los “casting sábana”. Y reconoce que disfruta con los problemas de las hermanas Escudero. “Ellas dispararon contra todo el mundo... ¡que se banquen el vuelto!”, argumenta.

Pamela David (30) conoce el negocio. Y no quiere aburrir. Está dispuesta a hablar de todo. “Me gusta que la nota garpe”, insiste. Podríamos indagar sobre sus más audaces fantasías eróticas. Pero ya las contó todas. Hace un rato, en plena producción fotográfica, lo recordamos. Dijo que nunca estuvo con una mujer y juró que jamás participó de un ménage à trois. Aunque confesó: “Estuve con dos hombres en un mismo día, ¿cuenta?”. Prefiere no hablar mucho de su rutina como mujer casada, señora del basquetbolista Bruno Lábaque (32). No es por pudor. “Es algo que no le interesa a nadie”, asegura. Y le evitaremos hablar acerca de su hijo Felipe (2), porque diría lo mismo que cualquier madre orgullosa: que es su prioridad, el centro de su vida. Entonces acordamos hablar de las nuevas chicas escandalosas del ambiente, las aspirantes a vedette, las botineras, los nuevos códigos de la noche… “Mientras no angustie a nadie, salgo con los tapones de punta”, aclara la morocha egresada del reality El Bar en 2001. La charla, algo desordenada, empieza con una escena de Animales sueltos, el programa que co-conduce junto a Alejandro Fantino y Coco Silly en la medianoche de América.

–En tu programa, Natalia Fassi dijo que le ofrecieron un millón de dólares para filmar una película porno.
–(Interrumpe) Erótica... Una película erótica. Algo parecido a lo que yo hacía en Playboy con Pamela Sex.

–Entonces imagino que también ganaste una fortuna.
–Ni cerquita. Sacale unos ceros… ¡Que me ofrezcan a mí 50 lucas y vas a ver la película que te hago!

–¿Le creés a Natalia?
–No, me cuesta mucho. Es muy finita la diferencia con las producciones que se hacen para las revistas Maxim u Hombre, donde te pagan muchísimo menos. Además, los backstages los filman “de onda”.

–¿Tu marido, Bruno Lábaque, te permitiría filmar una película erótica?
–No, me dijo que me olvide. Me dejó hacer topless en Interviú porque servía para recuperar mi lugar de chica sexy después de la maternidad. No fue fácil convencerlo.

–Hace días, en un partido de básquet, la hinchada rival lo volvió loco.
–Pasa siempre. Le gritan: “¡Entregá a Pamela!”… y un par de cosas más que mejor no repetir (ríe). Le llevan fotos de revistas donde aparezco muy hot. Pero Bruno se divierte con la tribuna, esto lo fortalece. Les hace gestos, les grita: “Ustedes jodan, pero Pamela es mía”.

–No son muchas las chicas que apuntan al básquet. Las hay botineras y raqueteras. ¿Existen las cesteras?
–(Piensa) Moria estuvo con Tati del Sol... ¡Si yo hablase! Cuando vino la selección de básquet a la Argentina fueron a Esperanto. En esa época el básquet era televisado, todas conocían a los jugadores. Pero tengo códigos, no hablo.

–¿Te salvaste con Bruno?
–¿Económicamente? Con Bruno estamos ahí, palo a palo, con los sueldos. Somos un matrimonio, 50 y 50 en todo.

–Marcelo Polino patentó lo de “casting sábana”. ¿Existe eso en el ambiente?
–No creo. Los productores tienen familia, mujer e hijos. No se exponen ante estas chicas que, capaces de cualquier cosa por un minuto de fama, cuentan todo en televisión. Imagino que la que pasa por sábanas no llega más a un escenario.

–Sin embargo, las hermanas Escudero…
–(Interrumpe) En el verano ellas insinuaron que en la obra de Nito Artaza, donde yo estaba, había casting sábana. ¡Y ahora ellas se enojan con Paola Miranda porque dijo algo parecido! Ellas nacieron siendo malas y ahora que tienen su nombre pretenden plantarse como chicas buenas. La gente no es tonta. ¿Para qué querían ser famosas? Dispararon contra todo el mundo... ¡que se banquen el vuelto! Disfruté lo que les pasó, me encantó.

–Ellas dicen que en el ambiente envidian su origen, que hayan estudiado en el colegio Northlands.
–Yo vengo de una familia humilde, pero me educaron muy bien. Me enseñaron a ser buena gente.

–Hoy las chicas ventilan la intimidad de cualquiera. ¿No quedan códigos en el ambiente?
–Cero. Siempre lo hablamos con Sabrina Rojas. Las chicas de la camada anterior, con Silvina Luna y Jimena Capristo, salíamos juntas a bailar. Teníamos nuestras historias y nadie se enteraba. Jamás ventilamos la intimidad de una compañera. Hoy es cualquiera. Igual, me encanta cuando aparece una chica contando que estuvo con un famoso.

–¿Por qué te encanta?
–¡Que se joroben por gateros! Por lo menos, que se busquen chicas de perfil más bajo. Si te buscás un gato, hacete cargo y sabé lo que viene.

–¿En el ambiente hay mucho gato?
–En el ambiente y entre las que quieren ser famosas.

–¿Qué pasa en Esperanto?
–Fui sólo una vez. Es el centro de la botinera. No es como era Tequila hace unos años, que tenía sus códigos. “Si te he visto no me acuerdo”. Lo que pasaba en la noche, quedaba en la noche.

–Esos son códigos de pirata.
–Que conozco bien. Yo soy de otra camada. Guardo un montón de secretos que nunca voy a revelar.

–¿Por qué los futbolistas terminan con estas chicas?
–A los jugadores de fútbol siempre les gustó el perfil de la vedette. Ellos quieren a la chicas que todos desean. Hay minas diosas, con lomazos, pero como nunca pegaron una tapa ni les hicieron una nota, los futbolistas jamás repararán en ellas. Los jugadores hacen su casting de novias en las revistas donde salen estas chicas.

–Pero hoy se permiten formalizar.
–Eso es excelente. Mejor casarte con tu ratón que mantener a tu novia del pueblo y meterle los cuernos.

–Entiendo que los futbolistas suelen hacer el primer approach por teléfono.
–Afortunadamente, hace tiempo que no llama ningún pejerto. Me pasó dos veces, con dos jugadores de fútbol muy conocidos. Los saqué carpiendo. Si te quieren conocer por teléfono, es porque piensan que sos ligerita.

–¿Le presentarías a Bruno a las chicas del ambiente?
–Sí, confío mucho en mi marido. Además, si se va con alguna, cierro la puerta de casa y no le abro más.

–Como decía Mariana Nannis: “Teniendo caviar en casa, ¿para qué va a salir a buscar mortadela”?
–No me interesa el caviar ni la mortadela… ¡Porque no me vuelve a ver un pelo!

–¿Te gusta el papel de Amalia Granata?
–A veces. Si defiende los derechos de su hija, me parece bien que utilice su popularidad para contar cómo son las cosas. Pero muchas veces se va de mambo, expone mucho a su hija. Es de las más inteligentes, no para de trabajar.

–¿La forma más fácil de ganar dinero en el ambiente?
–Hacer “presencia”.

–¿De qué se trata?
–Ir a tomar algo a un lugar. Mucho más simple que desfilar, que implica un trabajo previo. El boliche se promueve diciendo “viene Pamela” y listo. ¿Cuánto se cobra? Depende de cada una. Yo reto a las más chiquitas, que van por dos mangos. ¡Están destruyendo el mercado!

–¿Otros recursos de una chica “de revistas”?
–Baile de caño, show erótico, desfiles como personaje (por lo general se hacen de día, en el interior), desfiles hot (con ropa interior, en los boliches), fotos para celulares, actos de presencia y fotos para revistas hot. Además, está la posibilidad de hacer algún papel en televisión.

–¿Eso alcanza para alquilar un avión, como hizo Jésica Cirio este verano?
–Lo mismo le pregunté a Leandro Rud, su manager. El jura que lo amortiza subiendo muchas chicas al mismo avión, haciendo muchos desfiles. ¿Si le creí? Leandro es un genio de los números.


Fuente. Gente Por Jorge Martínez Carricart. Fotos: Santiago Turienzo.

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