Tiene 17 años y se ganó la lotería del mundo fashion: es la nueva modelo de Guess, marca que ya contó con diosas de la talla de Anna Nicole Smith, Claudia Schiffer y Naomi Campbell. De gran personalidad e increíble belleza, vive en California y vino a Buenos Aires, donde posó y habló para GENTE. Vida y obra de la diosa que se viene.
Es una de esas mujeres irreales. Una suerte de reflejo tenue de la perfección (si la perfección es la belleza). Una cara que se ve en Londres, Nueva York o Kuala Lumpur, y en todos lados es inalcanzable: la chica de la foto, la modelo que no se sabe dónde existe, si es que existe... Aunque hoy y ahora la respuesta, corroborada por GENTE aquí, es que sí, que existe, que alcanzamos a la chica inalcanzable. Se llama Chanel Celaya, trabaja de modelo y encabeza la nueva campaña de accesorios de Guess, la misma marca de la que fueron modelos Anna Nicole Smith, Claudia Schiffer, Drew Barrymore, Eva Herzigova, Paris Hilton y Valeria Mazza, entre otras criaturas celestiales. Queda claro: esta marca no se anda con chiquitas. Aunque si de edad se trata, Chanel y sus 17 años entren en esa categoría...
Nació en San Diego, California, Estados Unidos, el 12 de diciembre del ’91. Es una de las bellezas de l.a. models y vive con su madre, que tiene fotos de ella en campaña alrededor de toda la casa. “Me muero de vergüenza. Obvio que en mi cuarto no hay nada”, cuenta. Tal vez por eso piensa mudarse el 11 de diciembre, un día antes de cumplir 18 años, a un departamento (con dos amigas y un amigo) en Orange County, el mismo lugar en el que se desarrolla la serie The O.C., que trata de la vida de unos muchachos bastante mimados. Chanel juega al tenis, su padre es mejicano, ella no habla una palabra de español y su ascendencia materna es estoniana. Terminó el colegio secundario a los 16, “porque di unos cuantos exámenes por mi cuenta para adelantar”, y entonces empezó a trabajar de modelo “para ahorrar plata y pagarme la universidad”. ¿Sus medidas? 86-91-86. ¿A qué vino a la Argentina? Por trabajo. Se quedó una semana y tuvo sólo dos sesiones de fotos. La de su marca y la de revista GENTE. Luego llegaría el reportaje...
–¿Sabés quién es Evita?
–Sí. ¡Madonna! (risas)… Vi la película. Es un personaje que me interesó, pero no conozco demasiado, confieso.
–¿Y del tango qué podés decir?
–Amo el baile del tango, la manera en que se mira la pareja, la forma de contacto, los movimientos... Me parece muy sensual y sexual. Hay una tensión de mucha seducción entre dos personas bailando tango.
–¿Qué te parecen los argentinos?
–Muy lindos.
–Acá hay un término, “botineras”, que se usa para las chicas que están con jugadores de fútbol por fama o plata... ¿Hay botineras en los Estados Unidos?
–¿Estás bromeando? Las hay en todas partes. Chicas que quieren al chico famoso, a la estrella, porque tiene plata y éxito. Es muy común. Y si prospera esa relación, probablemente dure poco, sea superficial y termine en escándalo. Que puede ser lo que a la larga quieran esas chicas... Ahora, quizá a alguien le intrigue o interese estar con un famoso porque es divertido, y lo haga por pasar el rato. Eso no está mal, creo. Pero jugar a que ahí hay amor... ¡vamos!
–Nunca mantuviste una relación de ese tipo...
–Yo no soy así. Si puedo ganar mi propia plata, ¿para qué depender de los logros de otros? Es bastante patético, a decir verdad. Si no me gusta la persona, no puedo estar con ella.
–¿No te seducen los deportistas?
–Bueno, si veo a David Beckham pienso que es muy sexy, pero porque él realmente lo es. Sin embargo, no es lo único que cuenta. Si te vas a vivir con una persona, no es con su imagen con lo que tenés que lidiar todos los días.
–Tenés 17, casi 18. ¿Ya estás pensando en ir a vivir con alguien?
–Si me gustara alguien y estuviera bien, ¿por qué no? No vivo atada a los estándares.
–¿Estás soltera?
–Solterita. Salí dos años con un chico pero no formalizamos. No es tan buen mozo, es interesante: negro, con ascendencia azteca. Me gustaba, pero nunca terminó de jugarse por la relación, así que se terminó. Ahora no estoy buscando novio, pero si voy por ahí y conozco a alguien que me interese, bienvenido. No me importa la edad o la imagen. Básicamente tiene que gustarme. El problema es que los chicos de mi edad son muy inmaduros.
–Pasa que mientras vos viajás por el mundo haciendo fotos, ellos están preocupados por el examen de Matemática.
–Tenés razón. No obstante, vale aclarar que yo también pasé por esas preocupaciones. Tiene que ver con lo que cada uno vivió, con la experiencia. A mí me pueden decir que soy muy chica, pero ya vi muchas cosas fuertes.
–¿Como qué?
–Gente pasada de droga o drogándose, o cosas que mejor ni mencionar.
–¿Hay mucho de eso en el ambiente del modelaje?
–En todos lados hay mucho. Y lo que me gusta del modelaje no es eso, definitivamente.
–¿Y qué es lo que te gusta?
–Que sea una especie de actuación sin palabras. Por ejemplo, cuando Santiago (Turienzo, el fotógrafo) me dijo “mirá al sombrero, pero con amor”, yo tengo que traducirlo al lenguaje corporal. Mis fotos favoritas son aquellas en las que tengo que jugar a ser sensual, porque en la vida no soy así, soy de ir divirtiéndome. Entonces, hacer fotos sexy me parece más interesante.
–Está claro que con tu nombre, Chanel, no podías dejar de ser modelo.
–(Ríe) Claro, es como llamarse Manchester United... No te queda otra que ser futbolista. Igual, me gustaría estudiar muchas cosas, arqueología entre ellas. Pasa que ahora estoy trabajando y ahorrando la plata para la universidad.
–¿Por qué Arqueología?
–Me atrae mucho la historia, el origen de las cosas. También la literatura, no tanto por leer, sino por escribir. Escribo mucho, y de todo: cuentos, pensamientos... Quién sabe, algún día capaz podría publicar un libro.
–Lo cual sería muchísimo más fácil siendo famosa.
–Sí, ¿no? La fama realmente facilita todo.
Fuente: gente, Por Joaquín Sánchez Mariño. Fotos: Santiago Turienzo.
Es una de esas mujeres irreales. Una suerte de reflejo tenue de la perfección (si la perfección es la belleza). Una cara que se ve en Londres, Nueva York o Kuala Lumpur, y en todos lados es inalcanzable: la chica de la foto, la modelo que no se sabe dónde existe, si es que existe... Aunque hoy y ahora la respuesta, corroborada por GENTE aquí, es que sí, que existe, que alcanzamos a la chica inalcanzable. Se llama Chanel Celaya, trabaja de modelo y encabeza la nueva campaña de accesorios de Guess, la misma marca de la que fueron modelos Anna Nicole Smith, Claudia Schiffer, Drew Barrymore, Eva Herzigova, Paris Hilton y Valeria Mazza, entre otras criaturas celestiales. Queda claro: esta marca no se anda con chiquitas. Aunque si de edad se trata, Chanel y sus 17 años entren en esa categoría...
Nació en San Diego, California, Estados Unidos, el 12 de diciembre del ’91. Es una de las bellezas de l.a. models y vive con su madre, que tiene fotos de ella en campaña alrededor de toda la casa. “Me muero de vergüenza. Obvio que en mi cuarto no hay nada”, cuenta. Tal vez por eso piensa mudarse el 11 de diciembre, un día antes de cumplir 18 años, a un departamento (con dos amigas y un amigo) en Orange County, el mismo lugar en el que se desarrolla la serie The O.C., que trata de la vida de unos muchachos bastante mimados. Chanel juega al tenis, su padre es mejicano, ella no habla una palabra de español y su ascendencia materna es estoniana. Terminó el colegio secundario a los 16, “porque di unos cuantos exámenes por mi cuenta para adelantar”, y entonces empezó a trabajar de modelo “para ahorrar plata y pagarme la universidad”. ¿Sus medidas? 86-91-86. ¿A qué vino a la Argentina? Por trabajo. Se quedó una semana y tuvo sólo dos sesiones de fotos. La de su marca y la de revista GENTE. Luego llegaría el reportaje...
–¿Sabés quién es Evita?
–Sí. ¡Madonna! (risas)… Vi la película. Es un personaje que me interesó, pero no conozco demasiado, confieso.
–¿Y del tango qué podés decir?
–Amo el baile del tango, la manera en que se mira la pareja, la forma de contacto, los movimientos... Me parece muy sensual y sexual. Hay una tensión de mucha seducción entre dos personas bailando tango.
–¿Qué te parecen los argentinos?
–Muy lindos.
–Acá hay un término, “botineras”, que se usa para las chicas que están con jugadores de fútbol por fama o plata... ¿Hay botineras en los Estados Unidos?
–¿Estás bromeando? Las hay en todas partes. Chicas que quieren al chico famoso, a la estrella, porque tiene plata y éxito. Es muy común. Y si prospera esa relación, probablemente dure poco, sea superficial y termine en escándalo. Que puede ser lo que a la larga quieran esas chicas... Ahora, quizá a alguien le intrigue o interese estar con un famoso porque es divertido, y lo haga por pasar el rato. Eso no está mal, creo. Pero jugar a que ahí hay amor... ¡vamos!
–Nunca mantuviste una relación de ese tipo...
–Yo no soy así. Si puedo ganar mi propia plata, ¿para qué depender de los logros de otros? Es bastante patético, a decir verdad. Si no me gusta la persona, no puedo estar con ella.
–¿No te seducen los deportistas?
–Bueno, si veo a David Beckham pienso que es muy sexy, pero porque él realmente lo es. Sin embargo, no es lo único que cuenta. Si te vas a vivir con una persona, no es con su imagen con lo que tenés que lidiar todos los días.
–Tenés 17, casi 18. ¿Ya estás pensando en ir a vivir con alguien?
–Si me gustara alguien y estuviera bien, ¿por qué no? No vivo atada a los estándares.
–¿Estás soltera?
–Solterita. Salí dos años con un chico pero no formalizamos. No es tan buen mozo, es interesante: negro, con ascendencia azteca. Me gustaba, pero nunca terminó de jugarse por la relación, así que se terminó. Ahora no estoy buscando novio, pero si voy por ahí y conozco a alguien que me interese, bienvenido. No me importa la edad o la imagen. Básicamente tiene que gustarme. El problema es que los chicos de mi edad son muy inmaduros.
–Pasa que mientras vos viajás por el mundo haciendo fotos, ellos están preocupados por el examen de Matemática.
–Tenés razón. No obstante, vale aclarar que yo también pasé por esas preocupaciones. Tiene que ver con lo que cada uno vivió, con la experiencia. A mí me pueden decir que soy muy chica, pero ya vi muchas cosas fuertes.
–¿Como qué?
–Gente pasada de droga o drogándose, o cosas que mejor ni mencionar.
–¿Hay mucho de eso en el ambiente del modelaje?
–En todos lados hay mucho. Y lo que me gusta del modelaje no es eso, definitivamente.
–¿Y qué es lo que te gusta?
–Que sea una especie de actuación sin palabras. Por ejemplo, cuando Santiago (Turienzo, el fotógrafo) me dijo “mirá al sombrero, pero con amor”, yo tengo que traducirlo al lenguaje corporal. Mis fotos favoritas son aquellas en las que tengo que jugar a ser sensual, porque en la vida no soy así, soy de ir divirtiéndome. Entonces, hacer fotos sexy me parece más interesante.
–Está claro que con tu nombre, Chanel, no podías dejar de ser modelo.
–(Ríe) Claro, es como llamarse Manchester United... No te queda otra que ser futbolista. Igual, me gustaría estudiar muchas cosas, arqueología entre ellas. Pasa que ahora estoy trabajando y ahorrando la plata para la universidad.
–¿Por qué Arqueología?
–Me atrae mucho la historia, el origen de las cosas. También la literatura, no tanto por leer, sino por escribir. Escribo mucho, y de todo: cuentos, pensamientos... Quién sabe, algún día capaz podría publicar un libro.
–Lo cual sería muchísimo más fácil siendo famosa.
–Sí, ¿no? La fama realmente facilita todo.
Fuente: gente, Por Joaquín Sánchez Mariño. Fotos: Santiago Turienzo.
CHANEL CELAYA DIOSA JOVEN TOP MODEL
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